Hace unos días escuche a una profesora decir: “un país que busca la innovación y el progreso debe valorar e invertir en fomentar la creatividad de su población”, y remarcaba la importancia de la instrucción elemental: escritura, lectura y comprensión, como competencias básicas para un desarrollo adecuado de la creatividad en una sociedad.
Tener un sistema educativo público deficiente no fomenta la creatividad. Un niño, una población a la que se le niega una educación básica de calidad, se les está condenando a crecer y desarrollarse sin el privilegio de la creatividad.
Y no es que la falta de educación anule la creatividad nata que todos tenemos, pero sí, dificulta el contexto para su desarrollo. Me queda claro que el mexicano es creativo, solo hay que ver los memes, o escuchar a los vendedores de las esquinas, ver como surgen ideas que se transforman en pequeños negocios o como se reparan muebles, electrodomésticos y casas, con lo que hay ala mano. Pero, estas expresiones de ingenio creativito surgen a raíz de la necesidad. Una persona que vive en la pobreza tiene otras prioridades mucho más urgentes que resolver, antes de poder desarrollarse creativamente.
Hoy se ha comprobado que el pensamiento creativo es una de las cualidades que permiten al ser humano solucionar problemas, incluso problemas complejos y sistémicos. Si no empezamos a valorar la creatividad como sociedad, a invertir en la creatividad, nos estamos dificultando nuestro progreso como país. Hoy hay países que han decidido invertir en creatividad desde el Gobierno y desde las empresas privadas, generando mejores contextos, mejores ciudades y mucho más desarrollo del que podemos imaginar.
Hoy México necesita mexicanos creativos, y no sólo creativos de estudio: diseñadores arquitectos, artistas; México necesita campesinos creativos, productores creativos, artesanos creativos, para poder generar innovación. Porque hoy parece, que las ciudades se están convirtiendo en centros de innovación, y mientras el México rural, el otro México; continúa con las mismas dinámicas que se han usado por 60, 80 años. Hace falta popularizar el pensamiento creativo para generar innovación en todo México.